Dulzura y elegancia mezcladas en un cóctel tan embriagador como adictivo. Eso soy yo, Eva. Una joven venezolana a la que es muy fácil hacerse adicto. Y es que en mí se juntan la belleza y la sensualidad con una forma de ser afectuosa y cercana que sirve para crear el mejor ambiente y para hacer que, a mi lado, todo fluya. Me sé mover en todos los ambientes. Que brille en ellos es irremediable. Y es que las mujeres especiales somos así.