Eso de que las mujeres venezolanas son un derroche de sensualidad y belleza no es un mito. Es la pura verdad. Aquí estoy yo para demostrarlo. Bella y sensual, tengo también muy estilo, clase y saber estar. Mi cuidada educación me permite adaptarme a todos los ambientes y circunstancias. Eso, mi amena conversación, la caricia que siempre emana de mi mirar y mi forma de ser cercana y afectuosa me convierten en la acompañante soñada para visitar el lado más grato de la vida. Quien lo visita conmigo se lleva mi nombre, Kim, grabado para siempre en su recuerdo.