Linda, cariñosa, traviesa, aventurera... Así soy yo. En el azul de mis ojos se refleja toda la luz que emana de mi interior. Con ella ilumino cualquier encuentro y lo convierto en algo inolvidable, un tiempo colmado de muy gratas sensaciones y en el que por encima de todo imperan dos palabras: diversión y relax. Mi nombre, Megan, se convierte en la memoria de quien me conoce y trata en sinónimo de paraíso.